El tratamiento psicológico en la edad adulta requiere, al igual que en cualquier otra edad, una evaluación previa que detecte los factores de origen y mantenimiento del problema para, en función de éstos, realizar una intervención apropiada e individualizada. Fruto de esta intervención psicológica la persona entenderá por qué se encuentra mal y qué es lo que ha de hacer para solucionarlo, es decir, aprenderá una nueva manera de enfrentar las dificultades y superar su problema.